ENTREVISTA A
UNA PERSONA DE MÁS DE 70 AÑOS CONTANDO SU EXPERIENCIA EDUCATIVA EN PRIMARIA
-A ver abuela, tengo que hacerte unas
preguntas para una actividad de la universidad. ¿Te atreves?
-Sí, pero que no sea difícil no vaya a
ser que no sepa contestarlas.
-Si te parece, te las digo todas y las
vas respondiendo según te vayas acordando: ¿Qué recuerdos te quedan de tu
período en la etapa escolar de Primaria? ¿´Cómo aprendíais? ¿Qué materiales
utilizabais? ¿Cómo enseñaban los maestros? ¿Qué les gustaba de la escuela y qué
no? ¿Recuerdas algún método de aprendizaje?
-Yo nací en 1930, en un pueblo de la
provincia de Ávila. Con tan sólo 4 años
y siendo la mayor de tres hermanos, nos trasladamos a Madrid en busca de
nuevas oportunidades y con el fin de labrar un futuro mejor para todos.
Mi padre empezó
a trabajar de panadero, y yo con 6 años fui por primera vez a un colegio que
había al lado de mi casa, en la calle Villaamil; era de monjas.
Tengo imágenes
borrosas entre lo que recuerdo y lo que he oído muchas veces a lo largo de mi
vida, pero sí creo haber ido al colegio
de monjas, y que dejé de ir cuando ellas fueron expulsadas de los colegios
y conventos al inicio de la Guerra
Civil, cuando me dijeron que quemaban iglesias, pero la verdad es que yo no
recuerdo haber visto iglesias incendiadas.
Cuando los
bombardeos minaban Madrid, mis tres hermanos, mi madre y yo nos mudamos de la
c/Villaamil a la zona de Manuel Becerra porque allí había refugios para
protegernos cuando sonaban las alarmas. Mientras, mi padre estaba en el frente
en Alcalá de Henares.
De esa etapa recuerdo ir a un colegio de
clases mixtas con muchos niños y niñas juntos. Por aquel entonces, mi
padre, cuando conseguía permiso, venía a vernos, y como la comida escaseaba y
no tenía otra cosa que llevarnos, nos traía palolu (ramitas dulces
sustituyentes a las chuches) que cogía de los árboles.
[…]
Terminada la
Guerra, volvimos al cuarto a la calle Villaamil (así llamaban antes a los
pisos), y volví al colegio de monjas del que me fui: las Salesianas de
Estrecho.
Ya al final de la Guerra y con 9 años, recuerdo perfectamente que era sólo de
niñas; de hecho, mi hermano iba a los Salesianos de la calle Francos
Rodríguez también muy próximo a su casa, que era sólo de chicos.
Estuve en ese
colegio hasta los 14 años que empecé a trabajar ayudando a una modista cobrando
2 pesetas a la semana, siempre y cuando cosiera bien, porque si a la jefa le
parecía mal lo que hacía, esa semana no cobraba.
De mi hermana
la pequeña me acuerdo que iba a otro colegio diferente al mío, pero no sé por
qué.
En el colegio las clases se diferenciaban
por edades y tenían un sólo libro: la "Enciclopedia", con todas las
materias juntas. El libro algunas
veces lo llevábamos a casa pero
principalmente era como una pizarra pequeña tamaño de un folio de ahora, y
pizarrines (tizas en forma de lápiz), con lo que trabajábamos en casa.
Recuerdo los cuadernos de dos rayas para la
escritura y de cuadros para hacer cuentas, sumas, restas divisiones quebrados y
fracciones. Mi madre nos ponía muestras y hacía deberes. Mi padre, como ya
te he dicho, era panadero, trabajaba de noche; de día descargaba maletas en las
estaciones y dormía por lo que poco podía ayudarnos con los deberes.
Con respecto a las materias que estudiaba,
dábamos Ortografía, Matemáticas, algo de Historia, Costura, mucha Religión (nos
obligaban a ir a misa), Gimnasia y Geografía. Me acuerdo de las provincias
y regiones de España con Castilla la Nueva y Castilla la Vieja, y los ríos de
España cantando: " El Miño nace en Fuente Miña provincia de Lugo pasa por
Lugo, Orense y Pontevedra..." "El Duero nace en Reinosa provincia de
Santander ..." ¡todavía me acuerdo
eh! Y estas canciones las uníamos con la tabla
de multiplicar que también te la sé cantar.
Es curioso,
pero tu madre, que tiene 51 años, también cantaba conmigo los ríos, los cabos y
los golfos de España. La tabla de multiplicar también, y eso que la estudió
en EGB,
las dos Castillas.
Me acuerdo
también que en el recreo las monjas vendían y cambiaban cuentos
de Popeye y Mickey y junto a la
Enciclopedia y el Catecismo era lo que leíamos.
Yo creo que debía ser mala estudiante
porque las monjas me castigaban de rodillas a leer y me pegaban con una regla,
aunque no sé si era a modo de castigo o por costumbre, ¡qué sinvergüenzas!
Al colegio había que ir sí o sí, porque los
domingos por la tarde también iban al
colegio pero en lugar de dar clases tenían
"Oratorio", donde rezábamos, jugábamos en el patio y nos
daban puntos por asistencia que en Reyes podíamos cambiar por regalos; yo siempre cogía telas con las
que mi madre cosía vestidos.
A los 14 años
como he comentado antes dejé el colegio, pero algunos niños lo abandonaban
siendo más pequeños porque eran los años de la posguerra y el hambre. Muchos
niños de su barrio no pudieron volver al colegio después de la guerra, dado que tenían que ir a la "busca" (recorrer la ciudad y
periferia buscando comida, ropa o trastos para comer o vender), y vieron
interrumpida su formación, algunos
apenas sabían leer y escribir.
Mi madre
estuvo tres años enferma, no había medicinas ni dinero para comprarlas por eso
eran tan importantes las 2 pesetas que yo ganaba. El final fue trágico: murió
con 40 años cuando yo tenía 18, a los pocos meses se empezó a distribuir la
Penicilina que hubiera sido su salvación.
Ahora tengo 83
años y me gusta mucho escribir, aunque nadie entiende mi letra, ¿a qué no?
Escribo aparte de mal, muy deprisa porque no quiero que se me olvide lo que
pienso en el momento que lo escribo. Leo el 20 Minutos que me trae tu madre
casi todos los días y como oigo regular, bueno, que no oigo nada, pues pongo
subtítulos en la tele y así me entero de las noticias. Sigo haciendo cuentas y
multiplicando para saber cuántas pesetas son los tres euros que me cuesta un
kilo de tomates.


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